Javier Buteler Nuñez
Toda mi vida he estado vinculado al mundo de los negocios. Soy licenciado en Administración de Empresas y representé a distintas compañías en el exterior. Pasé diez años recorriendo Hispanoamérica, con base en Santiago de Chile; luego fui a Europa y más tarde, África, con base en Madrid, Inglaterra y Barcelona. Pero siempre llevé a Mendoza, Córdoba y Argentina en el corazón.
Después de tanto avión, hotel y carretera, encontré un refugio en el campo, en Mallorca, donde autoconstruí una casa con técnicas de bioconstrucción. Fue un verdadero reto para alguien que ni siquiera había cambiado una bombilla en su vida.
Desde niño sentí la pulsión de escribir poesía. Lo hacía de manera autodidacta, como expresión de esa frustración del alma que no encuentra en el lenguaje cotidiano la forma de nombrar lo inefable: aquello que simbólicamente proyectaba mi sombra, los saltos cuánticos que atravesaban el alma, o que el alma atraviesa.
Hace ya veinte años, mis versos, escritos en distintos cuartos de hotel, siempre lejanos, fueron atrapados entre dos tapas con el pensamiento mágico de exorcizarlos. Así nació una publicación de la que ya no existe rastro, titulada Versos del otro lado. Solo conservo un par de ejemplares, algunas cicatrices, muchas alegrías y la memoria que me recuerda que alguna vez los escribí.
La poesía, junto a mi fascinación por lo esotérico y lo místico, han sido siempre mi pasión. Durante muchos años practiqué técnicas de meditación provenientes de la India; luego trabajé casi una década junto a un psicólogo transpersonal en torno a la obra de Gurdjieff y Ouspensky, entre otros.
Más tarde llegaron otros tantos años de estudio de la Cábala hebrea, en el Diplomado y la Maestría de la Escuela de Mario Sabán, quien tuvo la generosidad de elegirme para impartir un curso de Cábala y Poesía, junto a otros poetas también fascinados por esta sabiduría.
Pero no hay maestro más eficaz ni más exigente que la vida. La clave está en aprender a escucharla, respetarla y amarla. En eso me aplico cada día, segundo a segundo.
Mallorca, ESPAÑA